lunes, julio 19, 2004

Nosotros, los delincuentes.

El "copyright" (el derecho intelectual) nos ha convertido de la noche a la mañana en potenciales delicuentes a todos los ciudadanos de primera (de esos que disfrutamos en pleno goce del derecho fundamental al acceso a las tecnologías de la información).

Libros y relatos en .html, en .txt o en .pdf que circulan de un punto a otro de la red; esas canciones que antes grababamos en las míticas cintas de cassette (y nadie protestaba) son ripeadas y pasadas una y otra vez; colecciones de fotos en nuestros discos duros;......

La rapidez y la facilidad del intercambio han desafiado a los defensores (y vividores) de los derechos intelectuales.

Difícil una solución que amenaza con criminalizar a amplios estratos de la sociedad que no responde a los estímulos de los proteccionistas. Nosotros, los delincuentes, concebimos el producto cultural de una manera diferente. Ahora todos somos creadores y "consumidores" de unos mismos productos sobre los cuales fundamentar nuestro desarrollo espiritual, ninguna creación queda ya bajo el control de las élites.

Tal vez nos acercamos al sueño de los artistas de la vanguardia de principios del XX. Una realidad hecha arte, un arte hecho realidad, donde las masas eran creadores artísticos de su propia realidad.